Maria Barragan
testimonio de

Rafaela

¿Cómo os prometisteis?

Nos prometimos de una forma muy nuestra; un domingo 3 de diciembre de 2023, que hacíamos 7 años y 7 meses juntos, y como es costumbre cada navidad, pondríamos el árbol juntos por ser el único día libre de ambos en la semana que coincidimos.
Cada año ponemos el árbol el primer domingo de diciembre para poder hacerlo juntos, empleamos toda una mañana, pues nuestro árbol mide 2,10m y está repleto de adornos que son recuerdos de nuestra historia juntos.
Ambos adoramos la navidad, así lo hemos vivido en casa desde pequeños y así lo mantenemos ahora en nuestro hogar. Y no, yo no me esperaba absolutamente nada, fue sorpresa, en pijama navideño, en la intimidad más absoluta, cuando me volví de encender las luces y acabar de poner el árbol, él estaba ya de rodillas detrás de mí, lo recuerdo como algo mágico y especial, con nuestra decoración navideña y nuestra lista de spotify navideña de fondo.

¿Por qué María Barragán?

Porque siempre supe que sería ella desde pequeña. Jamás me planteé confiar algo tan especial a nadie que no fuese a ella.
Conozco a María y a sus hijas desde que era pequeña, mi tía y madrina, Juana, es amiga suya, y tengo recuerdos de mi infancia en la que cuando la veía vestida siempre tan elegante y acorde a cada ocasión, pensaba de mayor quiero tener su estilo, y es que no era para menos, mi tía siempre me decía mira ella es María, diseña traje de novias y, si tú quieres, podrá diseñar el tuyo cuando llegue el momento.
Y el momento llegó, y al darle la noticia a mi tía, ambas pensamos lo mismo y Juana dijo: ¿tendré que llamar a María no? Y así fue, María fue de las primeras personas en enterarse de mi compromiso y en agendar mi primera cita con ella.

¿Cómo fue el proceso del vestido?

Fue de las mejores cosas de los preparativos de la boda: fácil, agradable y divertido. Y yo que pensaba que sería todo complicaciones, pero ahí estaba María para hacerte la vida fácil.
Desde el principio tuve claro que sería ella, pero no tenía tan claro que fuésemos a dar con la idea de manera tan sencilla.
Recuerdo que fui a la primera cita sin ninguna expectativa, pensando que ese día solo hablaríamos, y que no me probaría nada, pero no fue así. Bastó 5 minutos hablando con María del proyecto de nuestra boda para que ella supiese interpretar a la perfección lo que yo tenía en mi mente y no era capaz de expresar. Yo solo le dije lo que no quería, y ella corroboró que tampoco me iba a vestir así, entonces me quedé mucho más tranquila y pensé, vale, al menos estamos alineadas en esto.
Quiero resaltar que la idea de mi vestido final se trabajó a partir del primer vestido “molde” que me probé, que marcó un antes y un después en todo el proceso. Por muchos otros vestidos que vinieron, todos los que me acompañaron, que fueron las personas que mejor me conocen, mi madre, mi padre y mi tía Juana, coincidieron con unanimidad que el primero era el vestido, era mi vestido, y así fue. Yo solo me sentí yo con el primer vestido que me probé, los otros no dejaban de ser espectaculares, pero no eran para mí, el primero sí.
A partir de esa idea, María propuso varios cambios, yo le iba transmitiendo algunas proposiciones y conforme avanzamos en las pruebas, dimos con el vestido perfecto para mí.

¿Cómo te sentiste el día de tu boda?

Desde el principio del proceso y en las pruebas me sentía muy yo, muy segura de mí misma y muy favorecida, y así fue el gran día.
Creo que es importante sentirte tú, pues no a todo el mundo nos sientan bien las mismas cosas y por mucho que te empeñes en llevarlas porque son tendencia o quedan bien generalmente, no significa que vayan contigo.
Recuerdo perfectamente hablarle de los zapatos a María, unas sandalias muy especiales que tuve desde el inicio del proceso de creación del vestido, y pedirle que intentásemos poner la raja del vestido delante, sé que no es lo más habitual y ella también lo sabía, me acuerdo de su cara y de decirme “tenemos que pensarlo y verlo bien”.
Cuando volví en la prueba siguiente, ella había estructurado todo el diseño del vestido acorde a que llevara la raja delante, y yo ahí dije, sí, ahora sí es mi vestido. El día de la boda estuve tan cómoda, recuerdo pedir por favor al peluquero que terminara porque estaba loca de ganas de colocarme el vestido.
Mi vestido se componía de dos piezas; al principio de la boda, durante el coctel y cena llevé ambas piezas, un vestido más sencillo debajo y por encima una capa preciosa con mangas grandes de puños de seda bordados, un fajín que realzaba la cintura y un cuello alto que me hacía ganar altura, todo abotonado por detrás con una cola preciosa y vaporosa.
Luego, para la fiesta, pude quitarme esa capa y quedarme solo con un vestido ceñido de cuello halter y una pequeña apertura en la parte central del pecho, mi raja delantera tan deseada y muchísimos botones en la parte trasera, como yo soñaba. Estuve comodísima para poder darlo todo en la fiesta, olvidarme de la cola del vestido y sentirme una más en la pista de baile.
A pesar de su sencillez, era un vestido tan favorecedor, que me hacía sentir segura y sexy en todo momento, algo que para mi era muy importante.
No os voy a mentir, morí de pena cuando tuve que quitármelo, ahora lo miro y pienso, no puede ser que no vaya a llevar más este vestido en toda mi vida, alguna ocasión tengo que buscar para ponérmelo.
Quiero acabar dando las gracias a María Barragán, y a su increíble equipo, por hacer magia en un momento tan especial de la vida como es casarse, por hacerlo tan sencillo y tan agradable, la ilusión con la que iba a cada prueba y el subidón con el que salía hacía que echase de menos más citas con ellas.
Sin duda, confiar en María fue la mejor elección, no pude estar más feliz y agradecida con el resultado de su excelente trabajo y con la experiencia tan mágica vivida.
Gracias siempre María por hacerme sentir así el día de mi boda.
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